El lugar era inmenso. Nos sentamos en una mesa del lado de la ventana. Agarramos el menú, tenía ganas de comer, ya que en el avión había comido poco. El se pidió un café con dos medialunas dulces y yo un submarino con dos saladas.
Me hice una trenza cosida en el pelo y me lo sujeté con una colita.
Esperando a que llegara lo que pedimos nos pusimos a hablar de nuestra vida.
-¿Qué has hecho en estos últimos años? – Me preguntó con ojos un tanto alegres- supongo que en siete años algo interesante tuvo que pasar.
-He vivido con mi abuelo, intentando estudiar– le sonreí pero se notaba mi tristeza en la cara.
-Cada vez que me acordaba de ti, el volvía otra vez-
Lo miré mientras me ponía detrás de la oreja un mechón de cabello.
- Haber cuéntame de tu vida- agregué mientras golpeaba suavemente
-Hace siete años mi madre ha tenido una hija, es realmente hermosa, en estos días te la presentaré.
-¡Me encantaría! Oye, ¿Y qué estudias?
-Arquitectura, estoy en el tercer año.
Luego trajeron lo que habíamos pedido. Pat lo primero que hizo fue mojar la medialuna en el café.
-Waw!-dije observándolo con los ojos bien abiertos- sigues siendo la misma bestia hambrienta
-La gente no cambia mucho. ¿Y qué has venido a hacer aquí?
-Necesitaba unas vacaciones, y reencontrarme con gente conocida, como tú.
-Me alegro de que hayas vuelto después de tantos años. –contestó.
Luego de un largo rato de haber hablado, escuché una canción que pasaban por parlantes. En ese momento tuve una sensación rara en el cuerpo, una especie de escalofríos.
Al instante una especie de flashback, veía a mi padre bailando al compás de la música, haciéndome reír, no recuerdo porque estaba mal, pero poniendo ese tema, me hacia sonreír. En ese momento me sentí aislada del mundo. Hasta que escuché la voz de Patrick.
-Tierra llamando a Jaymes, tierra llamando a Jaymes – oía la voz de él. - ¿Qué te sucede?
-Recordaba a papá, uno de los momentos lindos de los que hemos pasado, lo extraño mucho, lo necesito. – en ese momento se me salieron unas lagrimas de los ojos.
Después Patrick se me acercó y me dio su hombro para apoyarme y puso su brazo alrededor mío y me abrazó. Era lo que más necesitaba en ese momento, un mimo.
Pensar que allá en Malibu estaba medio sola, solo tenía a Cassie, que no estaba todo el tiempo conmigo.
Luego nos fuimos a dar vueltas por Vancouver, cada parte que veía me traía recuerdos. Pasamos enfrente de una cafetería a la que iba con mi padre casi todos los días antes de que me llevase al colegio. Luego pasamos por ese lugar de mi infancia, donde conocí a Patrick y a muchas otras personas, donde odie ir muchas veces, no porque me trataran mal sino porque no me gustaba el colegio, aunque estuviese en primaria.
-Si estuvieses aquí conmigo, pá –me dije en mis adentros.
Al instante le pedí a Pat que me llevara al cementerio a verlo, no sabía bien donde quedaba. No lo había visto a mi padre desde que me había ido para Estados Unidos. Nos subimos a su auto, era un Peugeot 307 color gris oscuro.
Pasaron cinco minutos del momento que habíamos salido. Estábamos a una cuadra, se me armó un nudo en la garganta. Al instante nos bajamos del auto y preguntamos por donde estaba el panteón de papá. Fuimos hacia donde nos indicaron.
Ahí estaba, con una hermosa foto en su lapida. Una de las más lindas que tenía. La misma, la llevaba conmigo en mi billetera.
Prontamente comencé a llorar desconsoladamente, Patrick me abrazó y me llevo para la salida del cementerio.
Después de dar vueltas y vueltas por Vancouver para despejarme un poco volvimos a la casa de Marie donde estaba esperándonos.
-Oye, quieres quedarte a cenar y a dormir? – me preguntó ella.
-Pues me encantaría, a la cabaña no entro hasta dentro de unos días. Vine antes para poder pasar tiempo con ustedes y recordar viejos tiempos. En unos días me voy para el lugar que alquilé por el norte de la ciudad, quería tener un lugar con mayor cantidad de nieve para poder hacer deportes extremos y descansar.
- Puedes quedarte aquí el tiempo que tú quieras, mi querida. – Puso su mano sobre mi mejilla y me observo y suspiró – eres igualita a tu padre.
-No me lo dicen muy seguido, muchas gracias Marie – le hice una sonrisa.
-Bueno, ¿Qué quieren cenar esta noche?
- JayJay, ¿Estás de acuerdo con que sean macarrones con queso? – me preguntó Patrick.
-Pues si claro, tus macarrones con queso son deliciosos y únicos. – le dije a Marie.
Luego de un rato, ella comenzó a cocinar y Patrick me llevó hacia el cuarto de huéspedes, que Marie había preparado, seguramente a propósito, porque sabía que quizá me quedaría, una mujer muy buena y picara.
Subimos las escaleras que me llevaban a la habitación. Era muy acogedora, tenía una cama de una plaza con unos hermosos almohadones encima de él. El cubrecama era de color crema, y tenía unas ventanas que podía ver parte de la ciudad. Me puse a acomodar parte de mi ropa, saqué de mi valija lo que tenía que colgar si o si, lo demás lo deje dentro. Al lado estaba la habitación de Patrick.
-Jay ven a conocer mi habitación. – esperándome desde la puerta.
-Allí voy.
Tenía más o menos el mismo tamaño de mi habitación, la diferencia era que era más varonil, tenía una computadora, ni de las viejas, ni de las más nuevas.
-Aquí es donde hago mis trabajos de Arquitectura,
-¿Tu novia?- dije mientras tomaba el marco de la ventana y me fijaba en la joven de ojos claros.
-¿Qué, estás loca?- gritó impresionado abriendo sus ojos
Mis manos corrieron a mis labios velozmente y una carcajada escapó de ellos.
- oh Dios…. Ella es…. ¿Cassie?- pronuncié felizmente- ¿Cassie?- repetí
- Supongo que el tiempo si la afecto un poco más a ella…- confesó mientras se dejaba caer sobre el colchón.
- Ella está un poco más…. Voluptuosa- reí abriendo mis ojos intentando contraer una carcajada que escapó al fin de un segundo.
Ambos reímos durante un minuto completo… era increíble ver cuánto cambio nos abrazaba.
- No puedo creerlo… - confesé acostándome a su lado...- siempre creí que acabarían juntos.
- Supongo que hay algo que tendría que decirte…- dijo apagando su sonrisa.
Me giré rápidamente a un lado y lo observe con atención.
- ¿Pasó algo?- alcé mi cabeza y la sostuve con mi mano derecha.
- es algo… básicamente… raro- pronuncio
- ¿Qué?... me estás asustando
- no… es que solo no se cómo pueda llegar a caerte esta noticia.
- Patrick ya abre la boca!- dije nerviosa
- Ok… yo… bueno… yo soy un poco diferente a los demás…
- ¿diferente?- alcé una ceja- ¿Estás enfermo?- solté reincorporándome-
- No Jay…. Es que yo no soy como todos los hombres.- moví mi cabeza hacia los lados dándole a entender que no tenía la mas mínima idea de lo que ocurría- Por Dios Jaymes!! Soy gay- gritó débilmente mientras sus ojos se desorbitaban de sus cavilaciones
- Waw….- solté sin aliento mientras mi cabeza se caía sobre la almohada
Después de un rato, que preferimos mantener en silencio….Marie nos llamó para cenar.
-Chicos, ¡La cena esta lista! – gritaba desde la cocina.
-¡Allá vamos!